Cómo evitar que tu perro pida comida de la mesa
Esta es una estampa típica de una familia a la hora de comer: todos sentados en la mesa y el perro llorando o gimoteando, yendo de uno a otro e incluso saltando sobre la mesa para robar algo de comida.¿te suena?
Pedir en la mesa es un comportamiento bastante común pero es bastante fácil de prevenir y corregir.
Para empezar debemos pararnos un momento a analizar por qué el perro pide comida de la mesa. Tenemos que entender que es un comportamiento aprendido (y muy, muy reforzado). Piensa por un instante cuantas veces le has dado un trocito de pan después de comer, o los restos de tu comida o incluso algo más sabroso,porque pobrecito,¡¡¡mira que carita!!! Y si no lo has hecho tú (que ya me extraña) puede que haya sido papá, o mamá o la abuela a escondidas. Si, en todas las familias hay alguien que se salta la norma de NO DAR DE COMER DE LA MESA,.en todas, incluso en la mía.
Cada vez que hemos hecho esto le hemos enseñado que puede conseguir algo, que pedir en la mesa va a tener su recompensa, tarde o temprano alguien me dará algo. Estamos reforzando sin darnos cuenta un comportamiento que no queremos que se repita (esto sucede muy a menudo).
Lo que normalmente ocurre es que pasado un tiempo ya no nos hace tanta gracia que nuestro perro se ponga “tan pesado” a la hora de comer, ya no es tan cachorro y su carita de pena no nos “convence” tanto. Por lo general a estas alturas ya tenemos un perro que pide comida de una manera bastante brusca, puede incluso ladrar, darte con la patas o subirse a la mesa a robar de nuestro plato,aquí es cuando tenemos un verdadero problema.
Conozco casos en los que los propietarios prefieren comer de pie, en una esquina de la cocina para intentar acabarse su comida. Es una verdadera pena que nuestro compañero canino pueda condicionar nuestra vida de una manera tan desagradable. Se supone que tenemos un perro para disfrutar de su compañía, no para que se convierta en nuestro enemigo y nos tenga todo el día “en jaque”.
Vamos a analizar un poco más en profundidad el asunto.
Si la conducta ha sido aprendida está claro que podemos prevenir ese aprendizaje.
Podemos utilizar 3 estrategias diferentes para abordar este problema:
1- La regla es muy sencilla: NUNCA LE DES DE COMER DE LA MESA. Tan sencillo como difícil de cumplir. Tenemos que llegar a un acuerdo con el resto de la familia y asegurarnos de que esto se cumpla.Si alguien, aunque solo sea una vez, le da de comer, volveremos a tener un problema, es más, el problema se hará más difícil de resolver.
2- Podemos darle los restos de nuestra comida, si queremos y estamos seguros que es adecuado para su dieta, pero pondremos esos restos en su plato, no se los daremos de la mesa.(a mi personalmente me parece poco efectivo).
3- Esta es mi forma preferida de abordar este tema: Le daremos algunos premios de comida mientras estamos en la mesa SIEMPRE Y CUANDO me ofrezca una posición de relajación, es decir, permanezca sentado o tumbado sin molestarme. Es decir, vamos a enseñarle que puede estar con nosotros mientras comemos pero que queremos que lo haga sin saltar sobre nosotros, ladrar o saltar. Para ello reforzaremos (de manera progresiva) en principio que permanezca con las cuatro patas en el suelo. En un par de sesiones esperaremos a que se siente para darle algún trozo de comida y reforzaremos esta posición dándole premios bastante seguidos. Si se levanta no pasa nada, simplemente no recibe esos premios.
En las siguientes sesiones podemos esperar a que se tumbe para premiarle y finalmente solo premiaremos cuando esté tumbado y relajado. Si has trabajado en otras sesiones el refuerzo de las posiciones de calma será mucho más fácil que te las ofrezca. La clave está en la frecuencia en la que ofrecemos los premios en las primeras ocasiones y como ir disminuyendo esos premios sin crear frustración para evitar comportamientos como saltar o ladra (que en realidad no son más que comportamientos de llamada de atención del perro cuando está frustrado y quiere conseguir algo pero no sabe muy bien cómo hacerlo). Cuando permanezca tumbado tranquilo puedes reforzar con un hueso o juguete para mordisquear.
Una conducta aprendida también puede corregirse, utilizaremos un método llamado “extinción”, es decir, dejaremos de reforzar ese comportamiento que queremos erradicar. Volvemos a la primera táctica, implantaremos la misma norma en casa: NUNCA LE DES DE COMER DE LA MESA.
Las conductas aprendidas a base de refuerzos son difíciles de "extinguir" y además pasareis un periodo complicado llamado "curva de extinción" , es decir, el comportamiento se hará más fuerte antes de llegar a desaparecer. El perro dejará de pedir en la mesa si NADIE le da de comer en la mesa. Si algún miembro de la familia cae en la tentación y le da un “trocito pequeñito” porque “por una vez no pasa nada” no solo no podremos solucionar el problema sino que, en este caso, estamos creando un comportamiento muchísimo más fuerte. En terminología de psicología habríamos puesto el comportamiento “bajo refuerzo variable” y esto intensifica la respuesta.
Si toda la familia colabora y cumplimos nuestra regla de oro veremos que en dos o tres semanas el perro “se aburre” de pedir y deja de molestarnos en la mesa.
Esta técnica de extinción no funciona si el perro se ve reforzado por pedir en la mesa con otros “refuerzos secundarios” que no habíamos tenido en cuenta. Como puede ser la atención recibida por mal comportamiento. Este es un error bastante común de todos los que tenemos perro, creemos que “castigar” a nuestro perro va a corregir su conducta, nada más lejos de la realidad. Vamos a poner este ejemplo: nuestro perro está deseando que le prestemos un poquito de atención, llegamos de la oficina y nos sentamos directamente a la mesa a comer. Pensamos que nuestro perro está pidiendo comida y comenzamos el “juego” él se acerca a ti y tú le empujas y le dices: basta ya, deja de molestar. El perro piensa: ya está, ya me está haciendo caso, ya estamos jugando, voy a repetirlo, mira: me acerco otra vez y mi dueño se levanta, me dice unas cuantas palabras (el dueño estaba gritando: déjame en paz, vete a tu sitio, no me molestes, el perro estaba entendiendo: bla bla bla bla bla). El perro solo entiende: mi compañero humano se pone a perseguirme y a jugar conmigo ¡¡¡qué bien!!!
Esta técnica de extinción no funciona si el perro se ve reforzado por pedir en la mesa con otros “refuerzos secundarios” que no habíamos tenido en cuenta. Como puede ser la atención recibida por mal comportamiento. Este es un error bastante común de todos los que tenemos perro, creemos que “castigar” a nuestro perro va a corregir su conducta, nada más lejos de la realidad. Vamos a poner este ejemplo: nuestro perro está deseando que le prestemos un poquito de atención, llegamos de la oficina y nos sentamos directamente a la mesa a comer. Pensamos que nuestro perro está pidiendo comida y comenzamos el “juego” él se acerca a ti y tú le empujas y le dices: basta ya, deja de molestar. El perro piensa: ya está, ya me está haciendo caso, ya estamos jugando, voy a repetirlo, mira: me acerco otra vez y mi dueño se levanta, me dice unas cuantas palabras (el dueño estaba gritando: déjame en paz, vete a tu sitio, no me molestes, el perro estaba entendiendo: bla bla bla bla bla). El perro solo entiende: mi compañero humano se pone a perseguirme y a jugar conmigo ¡¡¡qué bien!!!
Os invito encarecidamente a probar el método número 3 para evitar tantas complicaciones.
Falsos mitos, falsas soluciones
En el adiestramiento tradicional se “intentaba” dar una explicación al comportamiento de pedir en la mesa basándose una vez más en la anticuada teoría de la manada o teoría de dominancia. Según esto el perro pedía en la mesa porque quería escalar posiciones en la escala jerárquica familiar y convertirse en el líder de la manada.
Para “corregir” el problema decían que bastaba con dar de comer al perro después de que nosotros hubiéramos acabado ya que el líder de la manada (nosotros) come primero y después comen los demás
¿de verdad creemos que el perro va a asociar esta complicada estratagema?
Ya hemos explicado porqué los perros piden comida en la mesa: es sencillo, les merece la pena, les hemos recompensado por ello. Creo que nada tiene que ver con manadas, jerarquías ni dominancias, se basa en uno de los principios básicos de la teoría de aprendizaje animal, el animal repite los comportamientos que se le han reforzado. Además, ¿no sería más sencillo no tener un perro hambriento mirándonos mientras nosotros comemos?
Basándonos en los métodos de la educación canina en positivo proponemos otras maneras alternativas de solucionar el problema. Como ya hemos explicado anteriormente lo ideal sería dejar de reforzar el comportamiento pero además vamos a añadir la enseñanza del “comportamiento alternativo incompatible”, una de las técnicas más sencillas y seguras.
A tu sitio
Para enseñarle este ejercicio necesitamos una alfombra, manta o cama, unos cuantos trozos de comida y como siempre, dedicación y paciencia.
Comenzaremos practicando SIN comida en la mesa. De hecho, comenzaremos practicando simplemente con la mantita, en un lugar sin distracciones.
Utilizaremos la técnica de señuelo refuerzo (aunque podríamos hacerlo por aproximaciones sucesivas o moldeado libre con el clicker).
• Con un trozo de comida en la mano, le guiaremos (poniendo la comida cerca de su hocico) acompañándole hasta la mantita.
• Cuando sus cuatro patas estén dentro de la manta, le diremos “MUY BIEN” y le daremos el trozo de comida.
• Repetiremos el proceso unas cuantas veces, guiándole con comida hasta que realice el ejercicio con fluidez.
• Le diremos: A TU SITIO, y le guiaremos con comida hasta la mantita (tal y como hacíamos anteriormente). Premiaremos cuando las cuatro patas estén dentro de la manta. Repetiremos el proceso unas cuantas veces.
• SIN comida en la mano, le diremos A TU SITIO y le guiaremos acompañándole hasta la mantita hacia el lugar adecuado. Premiaremos con la voz y con comida. Repetiremos el proceso unas cuantas veces.
• Si hemos seguido los pasos del ejercicio y practicado varias veces durante varios días es muy probable que a estas alturas el perro vaya entendiendo el comando.
• Le decimos A TU SITIO y señalamos su mantita (intentamos evitar la ayuda de acompañarle). Espera a que el perro llegue a su sitio, dile MUY BIEN cuando tenga las cuatro patas en la manta y dale el trozo de comida. Repetir hasta que lo haga con fluidez.
• Aumentaremos la dificultad del ejercicio esperando a que se tumbe al llegar a la matita (es muy sencillo, no hace falta que se lo pidas, es muy probable que lo realice por si mismo… si fuera necesario ayúdale guiándole con la comida a la posición de tumbado). A partir de ahora solo recibirá el premio si se tumba al llegar a su sitio.
• Cuando hayas conseguido que vaya a su sitio cuando se lo pidas podremos comenzar a enseñarle a que permanezca en su sitio quieto hasta que se le digamos.
• Pídele A TU SITIO y cuando esté tumbado en su mantita acércate y retrasa el momento de darle la comida cuatro o cinco segundos. Estamos iniciando el QUIETO. Si permanece tumbado, dile MUY BIEN y dale el trozo de comida.
• Asegúrate de que tu perro está quieto y tranquilo en esta posición. Repite el ejercicio.
• Pídele A TU SITIO, y cuando esté tumbado en su mantita pon la palma de tu mano frente su hocico. Quédate a su lado y no te muevas. Pídele que no se mueva por unos segundos, simplemente retrasa el momento de darle la comida. Dale un trozo de comida, felicítalo suavemente y utiliza una palabra para liberarlo (¡ALE!, ¡BIEN!).
• Repite este proceso varias veces hasta que tu perro tenga una respuesta fiable en el ejercicio.
• Poco a poco pídele que permanezca quieto por periodos más largos pero quédate a su lado.
• Cuando tu perro entienda el ejercicio, puedes empezar a moverte un poco. ¡Un paso hacia atrás será suficiente! Si tu perro se queda quieto con la orden, vuelve inmediatamente a su lado, prémiale y ¡ALE!
• Repite el punto anterior varias veces hasta que se quede siempre quieto tras la orden mientras te alejas. Al principio siempre debemos volver pronto al perro para felicitarle y premiarle.
• Aumenta paulatinamente la distancia y la duración y distracciones en el ejercicio.
Es muy importante que ayudes a tu perro a realizar el ejercicio con éxito (debes asegurarte de pedirle sólo lo que puede lograr).
No queremos confundirle o frustrarle si realizamos demasiados intentos sin éxito. Por eso, al principio, pídele poco (lo que sabes con certeza que puede realizar) e incrementa tus exigencias muy despacio. Si tu perro no logra lo que le estás pidiendo, vuelve inmediatamente al nivel en el que realizaba el ejercicio sin fallos. De esta manera nos aseguraremos de que el perro tome el ejercicio como una experiencia positiva.
Cuando tu perro haya aprendido a ir a su sitio y permanecer tumbado y quieto cuando tú se lo pides podrás comenzar a practicar en “situaciones reales”. Prepara la mesa, ponte un plato de comida y di “A TU SITIO, es muy probable que tengas que ayudarle unas cuantas veces y guiarle con comida hacia su mantita pero con unas cuantas repeticiones seguro que consigues el objetivo.
Levántate a premiar en su sitio cada pocos segundos, ve aumentando el tiempo que debe permanecer quieto paulatinamente.
Aumenta las dificultades invitando a la familia a realizar el ejercicio contigo y en poco tiempo podrás pedirle a tu perro que se vaya a su sitio y os deje comer tranquilos mientras el permanece tumbado y quieto entreteniéndose con un hueso o con su juguete tipo Kong (premios y refuerzos por realizar el ejercicios correctamente).
Aunque este ejercicio parece largo y complicado la experiencia nos demuestra que hay perros que lo “entienden” rápidamente y en una sola sesión.
Por supuesto mientras le estás enseñando este “comportamiento alternativo incompatible” a la hora de comer tienes que evitar que siga “pidiendo” en la mesa, te aconsejamos que le mantengas en otra habitación, le pongas su ración de comida para entretenerle, le des su juguete interactivo favorito, un hueso o su Kong relleno de comida .
Cuando consigas que tu perro vaya a su sitio y permanezca tumbado tranquilamente mientras vosotros coméis tendrás unas comidas familiares mucho más tranquilas y tu perro estará también mucho más tranquilo y feliz (recuerda que está recibiendo refuerzos por cumplir lo que le hemos pedido).
Ya hemos explicado porqué los perros piden comida en la mesa: es sencillo, les merece la pena, les hemos recompensado por ello. Creo que nada tiene que ver con manadas, jerarquías ni dominancias, se basa en uno de los principios básicos de la teoría de aprendizaje animal, el animal repite los comportamientos que se le han reforzado. Además, ¿no sería más sencillo no tener un perro hambriento mirándonos mientras nosotros comemos?
Basándonos en los métodos de la educación canina en positivo proponemos otras maneras alternativas de solucionar el problema. Como ya hemos explicado anteriormente lo ideal sería dejar de reforzar el comportamiento pero además vamos a añadir la enseñanza del “comportamiento alternativo incompatible”, una de las técnicas más sencillas y seguras.
A tu sitio
Para enseñarle este ejercicio necesitamos una alfombra, manta o cama, unos cuantos trozos de comida y como siempre, dedicación y paciencia.
Comenzaremos practicando SIN comida en la mesa. De hecho, comenzaremos practicando simplemente con la mantita, en un lugar sin distracciones.
Utilizaremos la técnica de señuelo refuerzo (aunque podríamos hacerlo por aproximaciones sucesivas o moldeado libre con el clicker).
• Con un trozo de comida en la mano, le guiaremos (poniendo la comida cerca de su hocico) acompañándole hasta la mantita.
• Cuando sus cuatro patas estén dentro de la manta, le diremos “MUY BIEN” y le daremos el trozo de comida.
• Repetiremos el proceso unas cuantas veces, guiándole con comida hasta que realice el ejercicio con fluidez.
• Le diremos: A TU SITIO, y le guiaremos con comida hasta la mantita (tal y como hacíamos anteriormente). Premiaremos cuando las cuatro patas estén dentro de la manta. Repetiremos el proceso unas cuantas veces.
• SIN comida en la mano, le diremos A TU SITIO y le guiaremos acompañándole hasta la mantita hacia el lugar adecuado. Premiaremos con la voz y con comida. Repetiremos el proceso unas cuantas veces.
• Si hemos seguido los pasos del ejercicio y practicado varias veces durante varios días es muy probable que a estas alturas el perro vaya entendiendo el comando.
• Le decimos A TU SITIO y señalamos su mantita (intentamos evitar la ayuda de acompañarle). Espera a que el perro llegue a su sitio, dile MUY BIEN cuando tenga las cuatro patas en la manta y dale el trozo de comida. Repetir hasta que lo haga con fluidez.
• Aumentaremos la dificultad del ejercicio esperando a que se tumbe al llegar a la matita (es muy sencillo, no hace falta que se lo pidas, es muy probable que lo realice por si mismo… si fuera necesario ayúdale guiándole con la comida a la posición de tumbado). A partir de ahora solo recibirá el premio si se tumba al llegar a su sitio.
• Cuando hayas conseguido que vaya a su sitio cuando se lo pidas podremos comenzar a enseñarle a que permanezca en su sitio quieto hasta que se le digamos.
• Pídele A TU SITIO y cuando esté tumbado en su mantita acércate y retrasa el momento de darle la comida cuatro o cinco segundos. Estamos iniciando el QUIETO. Si permanece tumbado, dile MUY BIEN y dale el trozo de comida.
• Asegúrate de que tu perro está quieto y tranquilo en esta posición. Repite el ejercicio.
• Pídele A TU SITIO, y cuando esté tumbado en su mantita pon la palma de tu mano frente su hocico. Quédate a su lado y no te muevas. Pídele que no se mueva por unos segundos, simplemente retrasa el momento de darle la comida. Dale un trozo de comida, felicítalo suavemente y utiliza una palabra para liberarlo (¡ALE!, ¡BIEN!).
• Repite este proceso varias veces hasta que tu perro tenga una respuesta fiable en el ejercicio.
• Poco a poco pídele que permanezca quieto por periodos más largos pero quédate a su lado.
• Cuando tu perro entienda el ejercicio, puedes empezar a moverte un poco. ¡Un paso hacia atrás será suficiente! Si tu perro se queda quieto con la orden, vuelve inmediatamente a su lado, prémiale y ¡ALE!
• Repite el punto anterior varias veces hasta que se quede siempre quieto tras la orden mientras te alejas. Al principio siempre debemos volver pronto al perro para felicitarle y premiarle.
• Aumenta paulatinamente la distancia y la duración y distracciones en el ejercicio.
Es muy importante que ayudes a tu perro a realizar el ejercicio con éxito (debes asegurarte de pedirle sólo lo que puede lograr).
No queremos confundirle o frustrarle si realizamos demasiados intentos sin éxito. Por eso, al principio, pídele poco (lo que sabes con certeza que puede realizar) e incrementa tus exigencias muy despacio. Si tu perro no logra lo que le estás pidiendo, vuelve inmediatamente al nivel en el que realizaba el ejercicio sin fallos. De esta manera nos aseguraremos de que el perro tome el ejercicio como una experiencia positiva.
Cuando tu perro haya aprendido a ir a su sitio y permanecer tumbado y quieto cuando tú se lo pides podrás comenzar a practicar en “situaciones reales”. Prepara la mesa, ponte un plato de comida y di “A TU SITIO, es muy probable que tengas que ayudarle unas cuantas veces y guiarle con comida hacia su mantita pero con unas cuantas repeticiones seguro que consigues el objetivo.
Levántate a premiar en su sitio cada pocos segundos, ve aumentando el tiempo que debe permanecer quieto paulatinamente.
Aumenta las dificultades invitando a la familia a realizar el ejercicio contigo y en poco tiempo podrás pedirle a tu perro que se vaya a su sitio y os deje comer tranquilos mientras el permanece tumbado y quieto entreteniéndose con un hueso o con su juguete tipo Kong (premios y refuerzos por realizar el ejercicios correctamente).
Aunque este ejercicio parece largo y complicado la experiencia nos demuestra que hay perros que lo “entienden” rápidamente y en una sola sesión.
Por supuesto mientras le estás enseñando este “comportamiento alternativo incompatible” a la hora de comer tienes que evitar que siga “pidiendo” en la mesa, te aconsejamos que le mantengas en otra habitación, le pongas su ración de comida para entretenerle, le des su juguete interactivo favorito, un hueso o su Kong relleno de comida .
Cuando consigas que tu perro vaya a su sitio y permanezca tumbado tranquilamente mientras vosotros coméis tendrás unas comidas familiares mucho más tranquilas y tu perro estará también mucho más tranquilo y feliz (recuerda que está recibiendo refuerzos por cumplir lo que le hemos pedido).
Virginia Gallego
No hay comentarios:
Publicar un comentario