EL PERRO Y LA DOMINANCIA
Sobre el mito
de la teoría de la dominancia se han escrito y se seguirán escribiendo miles de
líneas; es, sin lugar a dudas, uno de los temas candentes a debate en todos los
círculos de expertos en comportamiento animal.
Por acercarnos
un poquito al tema diremos que la mayoría de los malos comportamientos
atribuidos a que el perro quería escalar en la posición jerárquica dentro de la
manada humana pueden explicarse de una
manera sencilla:
COMPORTAMIENTOS:
-
Morder o mostrar agresividad
ante uno o varios miembros de la familia.
-
Tirar de la correa.
-
Pasar por delante de nosotros
por las puertas.
-
Subirse a las camas, a los
sofás, y gruñirnos cuando intentamos bajarlos.
-
Saltar o darnos con la pata
para saludarnos.
-
Ladrarnos para que le demos
la comida o para que le tiremos la pelota.
-
Pelearse con otros perros en
el parque.
-
Robar comida o ropa sucia.
-
No acudir a la llamada.
EXPLICACIÓN:
-
Muerden a los miembros de la
familia porque no hemos sabido explicarles la forma correcta de juego, o porque
de alguna manera les funciona ese
comportamiento, consiguen algo que les interesa haciéndolo (atención o
tranquilidad)
-
Tiran de la correa para ir
más rápido, para llegar antes al parque, para poder olisquear algo que les ha
resultado interesante y sobre todo, porque tú caminas demasiado despacio para
su gusto.
-
Pasan por delante de nosotros
por las puertas porque quieren salir cuanto antes a la calle para poder jugar,
olisquear, hacer sus necesidades, etc.
-
Se suben a las camas y al
sofá porque son mucho más cómodas que el suelo y nos gruñen cuando intentamos
quitarles porque les funciona, casi siempre consiguen que les dejemos en paz.
-
Saltan y nos dan la pata para
saludarnos porque les hemos reforzado innumerables veces ese comportamiento, de
cachorrito nos encantaba que se subiera a nosotros para hacerle caricias y
siempre han conseguido nuestra atención (aunque sea negativa) cuando saltan
sobre nosotros.
-
Nos ladran para que les
pongamos comida o para que le tiremos la pelota porque les funciona, siempre
acabamos poniéndole comida y tirándole la pelota (aunque sea para que se calle
de una vez)
-
Se pelean con otros perros en
el parque porque es lo que hacen los perros, juegan a pelearse, si les
ofreciésemos una buena socialización y suficientes oportunidades para jugar
libres con sus congéneres, estos juegos nunca serían peligrosos sino
ritualizados y divertidos.
-
Roban comida y ropa sucia
porque les entretiene, porque forma parte de su naturaleza el buscar comida y
olores nuevos, y, sobre todo, porque nosotros se lo hemos dejado a su alcance.
-
No vienen cuando les llamamos
porque la mayoría de las veces el acudir a nuestro lado significa el fin de la
diversión.
Y la explicación más fácil y coherente a cada uno de
los comportamientos, es que lo hacen porque no les hemos enseñado que no nos
gusta que lo hagan.
Nadie les ha enseñado cuales son las reglas de
convivencia.
Reglas de la manada o convivencia en familia
El perro en un animal leal e “interesado” por
nuestra atención. Su forma de ser, su “personalidad” le hace concentrarse en
buscar comportamientos que le reporten algún beneficio. Los perros son bastante
“egoístas”, hacen las cosas que les “funcionan”. Gruño porque así consigo que
te alejes, ladro porque así consigo que me hagas caso o que me saques de paseo
o que me des comida, tiro de la correa porque así llego más rápido al parque
(vosotros humanos camináis demasiado despacio), muerdo los muebles porque es
divertido y me ayuda a liberar tensiones, me subo al sofá porque es muchísimo
más cómodo que el suelo, me pego a tus piernas mientras comes porque casi
seguro que algún pedacito de comida me cae….
Aunque
nos parezca difícil de digerir, esta es la manera que tienen ellos de ver el
mundo: lo que me funciona o no me funciona y lo que me da miedo o es seguro
para mí.
Tenemos que tener claro nuestro papel… somos
los que establecen las reglas de la familia, debemos enseñarle cuales son las
reglas de convivencia con los humanos y para ello no hace falta violencia,
gritos…NI SER EL LIDER DE LA MANADA
ya hemos comentado que con la educación
en positivo se puede conseguir todo… pero, sin olvidar, ser coherentes y
consecuentes en la enseñanza.
Nos guste, o no nos
guste, en un grupo, alguien tiene que poner las reglas.
Otra cosa muy diferente es que un animal
adulto, que no hayamos educado correctamente, nos plantee problemas.
Para esto también existen soluciones… con interés y apoyo profesional, la práctica totalidad de las situaciones inadecuadas pueden retornar a la normalidad. Busca ayuda, los problemas de comportamiento no desaparecen solos, es más, pueden llegar a ser realmente peligrosos, toma el control de la situación.
Nuestro perro está
dispuesto a aceptar nuestras “sugerencias educativas”… solo tenemos que hacerle
la mejor propuesta. La familia no es una manada de lobos, ni de perros, los
perros conviven con humanos por tanto deben de ser las reglas de convivencia
entre humanos las que imperen.
Mech concluyó que la familia suele ser la manada típica, en la que los padres adultos guían las actividades del grupo siguiendo un sistema de división del trabajo.
Según Mech, “Se ha creado mucha confusión al intentar aplicar a la estructura familiar de las manadas en libertad la información extraída sobre el comportamiento de agrupaciones de lobos ajenos en cautividad. Este enfoque es equiparable a intentar sacar conclusiones sobre la dinámica de una familia de seres humanos a partir del estudio de seres humanos en campos de refugiados”.
Y en otros estudios se muestra que el comportamiento de manada es una respuesta desarrollada para un hábitat en particular. Ese comportamiento no está en los genes de los lobos, no es innato. Como dice Raymond Coppinger , es epigenético , es decir, resulta de cierta interacción entre los genes y el ambiente.
Por lo tanto, si los lobos no forman manadas de forma instintiva, ¿por qué razón deberían hacerlo los perros? Y lo que más nos importan ¿Qué tiene eso que ver para enseñarle unas normas de convivencia con los humanos ¿acaso somos nosotros perros? ¿vamos a pelearnos por las hembras en celo? ¿vamos a pelearnos por un trozo de comida?¿tenemos necesidad de cazar?
El perro ha pasado por un proceso de domesticación que le ha llevado a ser diferente de los lobos. Los perros son capaces de convivir con todo tipo de animales y son capaces de convivir con una familia sin ningún problema si se les enseña las reglas de convivencia. Los perros aprenden de manera diferente a como lo hacen los lobos, como demostró el Psicólogo Harry Frank , entre otras cosas porque los perros tienen el cerebro mucho más pequeño y no tienen las mismas necesidades. Los perros no son lobos y por tanto no debemos tratarles como si lo fueran. Y si los lobos vivieran con personas tampoco podríamos basar esa interacción basándonos en las reglas de la manada de lobos sino deberíamos basarnos en las reglas de convivencia en familia, con personas, pues ese es el entorno al que queremos que se adapten.
Muchas de la mal llamadas “señales de sumisión” son en realidad una manera de comunicarse que tienen los perros, son las llamadas “señales de calma o apaciguamiento”.Estas señales y posiciones son utilizadas por los perros para evitar conflictos. Debemos aprender a interpretar esas señales y no inhibir su exhibición por parte del perro, nosotros también debemos aprender cómo se comunican ellos al igual que les enseñamos nuestra manera de pedir las cosas. Una buena convivencia se basa en una buena comunicación. Debemos aprender a comunicarnos con nuestros perros, entender su lenguaje corporal y enseñarle el nuestro.
¿Qué es la dominancia?
Podemos definir dominancia como la relación entre individuos para establecer quien tiene acceso prioritario a las fuentes de recursos primarios como la comida, compañeros sexuales o lugares de descanso. La mayoría de los problemas de comportamiento que etiquetamos de “comportamiento dominantes” nada tienen que ver con estos recursos primarios sino más bien son comportamientos que se han visto erróneamente reforzados. Por tanto cualquier problema de comportamiento se puede modificar utilizando las herramientas de la educación canina en positivo, enfocando nuestros esfuerzos en reforzar aquellas conductas que queremos que se repitan y tener especial cuidado en NO reforzar aquellas que no consideramos aceptables en nuestra convivencia. Debemos entender y aplicar la teoría de aprendizaje animal para resolver nuestros problemas de convivencia con nuestras mascotas. Establecer unas buenas normas de convivencia desde el primer día de llegada a casa de nuestra mascota, utilizaremos el refuerzo positivo, el contracondicionamiento, la desensibilización , la habituación y una buena socialización para ayudarnos en este propósito.
La familia es la que debe establecer las reglas de la convivencia en su casa, tenemos que enseñar al perro a adaptarse a esas normas para tener una convivencia agradable....pero en ningún caso establezco estas normas basándome en lo que hacen las manadas de lobos...el perro no va a vivir entre lobos o entre perros si no entre humanos, por eso basaré estas reglas en los hábitos humanos, no en los hábitos lobunos o caninos.
Si yo enseño a mi perro a mantenerse en su sitio mientras la familia come, es sobre todo por una cuestión de comodidad, si enseño a mi perro a que no me robe comida mientras cocino no es porque yo sea el "lider de la manada" es para que no me sea incómodo. Si yo como antes, después o mientras mi perro come...no creo que se base en ninguna "regla de la manada" si no en una mera cuestión de comodidad, convivencia y tranquilidad en mi ambiente familiar.....¿que tendrá que ver cuando comen los lobos alfa, los beta o zeta?...Si yo quiero que mi perro no se suba al sofá es básicamente porque me molesta pasarme el día limpiando pelos pero si me gusta que mi perro se suba al sofá deberé enseñarle a que se baje cuando yo se lo pido y que no se convierta en un problema de comportamiento. No voy a permitir que mi perro me gruña o me muerda cuando le pido que se baje, voy a enseñarle a bajarse cuando yo se lo pido. Tampoco voy a entrar en conflicto con mi perro por un hueso o un trozo de comida, voy a enseñarle desde el principio a soltar cualquier cosa que tenga en la boca cuando yo se lo pido.
Insisto una buena convivencia se basa en una buena comunicación. Debemos aprender a comunicarnos con nuestros perros, entender su lenguaje corporal y enseñarle el nuestro. Vamos a establecer unas buenas normas de convivencia y a enseñárselas a nuestro compañero canino con respeto y paciencia, de la misma manera que lo hacemos con el resto de los miembros de nuestra familia.
Virginia Gallego
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