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domingo, 23 de octubre de 2016

HIPERACTIVIDAD

Una de las palabras que más me llamó la atención al llegar a Canarias fue “desinquieto”. Una clienta me llamó y me dijo: mi perro es muy “desinquieto”. Reconozco que me hizo mucha gracia la palabra aunque me costó entender a que se refería. Finalmente me explicó: mi perro es hiperactivo.
El etiquetar a un perro de “hiperactivo” depende normalmente de las expectativas que nos habíamos creado sobre como debía ser su comportamiento. Si esperabas tener un perro con el nivel de actividad bajo y tienes un  cachorro de Labrador en casa, es muy probable que pienses que tu perro es “hiperactivo” cuando su nivel de actividad es considerado bastante normal para ese tipo de raza (y edad).
Uno de los principales motivos de abandono de mascotas es que “no cumplen con las expectativas de las personas sobre cómo deberían haber sido” y ciertamente esta es una razón absolutamente SUBJETIVA.
La “hiperactividad” es uno de los problemas de comportamiento más SUBJETIVOS.
Los perros necesitan mucho más ejercicio, juego, interacción social y estimulación mental de la que reciben normalmente y éste es el verdadero problema. El perro que no ve cubierta estas necesidades puede llegar a desarrollar un problema de comportamiento.
La PREVENCIÓN y la INFORMACIÓN son las soluciones a este problema.
 Debemos informar adecuadamente al futuro propietario de las NECESIDADES REALES de las mascotas para no crear falsas expectativas y asegurarnos que el perro recibirá las atenciones necesarias y se cubrirán sus necesidades básicas de juego, socialización, estimulación mental y física de su vida en su nueva familia humana.
Sin embargo hay perros cuyo nivel de actividad es muy superior a la media  y es considerando “anormal” para su raza, edad y estilo de vida. Suelen ser perros que reaccionan de manera exagerada ante la más mínima estimulación y que tiene dificultades para volver a calmarse tras su excitación.  Este tipo de perros necesitan una educación basada en las técnicas de educación canina en positivo aplicada con grandes dosis de paciencia y constancia. Para atender las necesidades de un perro “reactivo” (sea por hiperactividad o sobreactividad) debemos descartar las técnicas del adiestramiento tradicional ya que las correcciones físicas y/o las reprimendas verbales tenderán a excitarle mucho más y aumentará su nivel de frustración y por lo tanto su nivel de estrés.
La clave para resolver y/o mejorar el problema de “hiperactividad” es enseñar y reforzar los comportamientos de CALMA y TRANQUILIDAD y no reforzar ni provocar las actividades que supongan excitación.




Muy raramente encontraremos una razón física/médica a estos comportamientos (que sería lo primero a descartar); este problema médico es llamado “hiperquinesis” y es debido a desajustes neuroquímicos. Solo nuestro veterinario especialista en comportamiento ETÓLOGO puede diagnosticar esta condición monitorizando las reacciones del perro ante estímulos. Esta condición es extremadamente ocasional pero aún así debemos tenerla en cuenta. El tratamiento se basa en medicación prescrita por el veterinario especialista PERO el tratamiento de modificación de comportamiento es el mismo que si esta condición física no existiese.                                                                    
Algunos autores aseguran que la hiperactividad puede ser debida a factores genéticos pero yo creo que los factores de educación temprana y el ambiente de crecimiento son determinantes en el comportamiento del perro.

Para llegar a un diagnóstico certero, deberíamos descartar la “hiperquinesis” con una prueba veterinaria y dependiendo del resultado de la misma estaremos ante un problema de hiperactividad o bien de sobreactividad. 
Hay muchos  perros que son catalogados como hiperactivos cuando no lo son, simplemente  muestran unos niveles de actividad superiores a la media normalmente relacionados con  comportamientos para llamar la atención del propietario que son reforzados de manera involuntaria  y se fijan en repertorio de conductas del animal.

¿Como podemos ayudar a nuestro perro?

Primero hay que descartar que la hiperactividad tenga una causa orgánica. Buscaremos un veterinario/etólogo que nos ayude en este diagnóstico.

Las pautas de modificación de conducta son las mismas para la hiperactividad y para la sobreactividad, pero si el problema tiene una base médica estás pautas irán acompañadas de un tratamiento farmacológico.

Algunas pautas que pueden ayudarnos a educar a un perro con un nivel de actividad alto para que tenga una convivencia más armoniosa en familia pueden ser:

- Eliminación del castigo en la vida del animal, el castigo en vez de suprimir la conducta puede reforzarla y aumentar los niveles de ansiedad del perro agravando  la situación. Para evaluar de manera OBJETIVA que el castigo no está siendo efectivo vamos a fijarnos en lo siguiente: si la conducta tiende a repetirse es que el castigo no esta siendo efectivo si no que de alguna manera está reforzando el comportamiento. 
Cansada estoy de escuchar : “por más que le castigo sigue haciendo lo mismo”. A lo que siempre contesto: “ ¿y por qué no probamos otra cosa en vez de castigarle a ver si funciona?”

- Establecer rutinas en la vida diaria del perro: las horas de comida, paseos, ejercicio físico, juego e interacciones, actividades de estimulación mental  y descanso. A los perros parecen gustarle las rutinas y saber “que va a pasar después”.



- Estimulación física moderada mediante la realización de paseos relajados y con amplias oportunidades de estimulación mental en ellos (OLISQUEO, JUEGO CON OTROS PERROS, ENTORNOS VARIADOS…)

El ejercicio físico aumenta los niveles de serotonina en sangre y por tanto puede aumentar el nivel de estrés si es excesivo o no tiene oportunidad para relajarse suficientemente después de la actividad física para rebajar esos niveles. El exceso de ejercicio puede ser contraproducente en casos de hiperactividad y/o sobreactividad.
Esta parece ser la pauta que más cuesta entender y aplicar a los propietarios de perros (ya que han escuchado en programas televisivos justo lo contrario). La realización de actividades físicas como el agility, canicross o cualquier deporte practicado en exceso puede ser contraproductivo en casos de hiperactividad y/o sobreactividad.
Lo importante es fijarnos en como se recupera nuestro perro después de practicar estas actividades y darle el tiempo suficiente para descansar y reducir sus hormonas relacionadas con el estrés en sangre, antes de volver a realizar estas actividades.
- Movernos despacio por la casa, evitar los gritos, discusiones  las música alta.
-Evitar juegos explosivos, de alta intensidad y de perseguir la pelota.

-La reducción de los niveles de estrés en el perro es la parte más importante del tratamiento .

-Los juguetes interactivos son muy eficaces para que el animal esté entretenido y estimulado mentalmente,  podemos utilizar los  de tipo kongs o cualquier otro que sea dispensador de comida ya que además estimularán su olfato y conducta exploratoria. Los juguetes serán rellenados de alimento apetitoso de  manera que el perro se entretenga (y estimule mentalmente) intentando alcanzar el contenido (también se le puede dar un hueso crudo recreativos, como rótula de vaca). Los juguetes interactivos también son recomendables en caso de conductas destructivas ya que el perro centra su energía en estos juguetes en vez de destrozar cualquier otra cosa de la casa.

También podemos estimular su conducta exploratoria y su olfato poniéndole un rastro de bolitas de pienso (o cualquier otro tipo de comida) y enseñarle a seguir este rastro oloroso.
                                                                                                   
Le enseñaremos unos cuantos ejercicios de control de estímulos mediante las técnicas de la educación canina en positivo ya que nos ayudará a establecer una mejor comunicación y le estimularán física y mentalmente.
 
Utilizaremos estos ejercicios aprendidos para reforzar las conductas incompatibles a aquellas que nos resulten desagradables. Por ejemplo: si el perro salta para saludar a las personas le reforzaremos y premiaremos el “sentado” como manera apropiada de saludo (incompatible a la de saltar).


Cuidado con los “consejos de parque”

Nos olvidaremos de pautas y consejos del adiestramiento tradicional como el “establecimiento de la jerarquía”; tal y cómo hemos valorado y discutido en otros escritos la conducta canina y su modificación NADA tienen que ver con la jerarquía y si con las teorías científicamente demostradas de aprendizaje animal. Sin embargo si que estableceremos unas normas de convivencia en familia que enseñaremos a nuestros compañeros caninos mediante las técnicas de la educación canina en positivo basadas en el refuerzo de las conductas que consideraos apropiadas en nuestra familia.

Algunos autores y adiestradores tradicionales recomiendan que se realicen rituales de dominancia y control sometiendo al perro para que aprenda a controlarse; creo que este tipo de “contención” agrava de manera notable el problema y suele tener consecuencias  muy desagradables como la agresividad hacia personas. Por tanto son ABSOLUTAMENTE DESACONSEJABLES:
Tranquilidad y calma

Enseñaremos a nuestro perro unos cuantos comportamientos para fomentar sus momentos de calma y tranquilidad. Ejercicios sencillos como sentado y tumbado nos ayudarán a mejorar casi todos los comportamientos  considerados inadecuados  y relacionados con la sobreactividad o la hiperactividad.
En vez de pasarte el día persiguiendo a tu perro y gritándole No, no, ¡NO!, por cada cosa que te molesta vamos a enseñarle a permanecer tumbado y relajado y vamos a premiarle por ello. Si está tranquilamente tumbado a nuestros pies no puede estar correteando por toda la casa, ni dar vueltas como loco persiguiéndose la cola,  ni persiguiendo al gato, ni subiéndose sobre el sofá, ni robando comida en la cocina, ni persiguiendo y molestando a los niños, ni mordiéndote los talones.  Vamos a centrar nuestras energías en enseñarle estas conductas y reforzarlas adecuadamente.
Podemos reforzar estas posiciones “relajadas” pidiéndoselas antes de actividades que le resulten placenteras aprovechando el efecto “premarck”. Por ejemplo, pídele que se siente antes de ponerle la correa para salir de paseo,  antes de ponerle el plato comida, pidele que se siente para recibir a las visitas o saludar a los niños por la calle, para subirse a descansar al sofá (si hemos decidido dejarle subir porque le hemos enseñado a bajarse cuando se lo pedimos). Sentarse y tumbarse será en definitiva su manera de llamar nuestra atención sobre algo que quieren hacer en vez de saltar, arañar, mordernos las manos, gruñirnos y demás repertorio típico del perro “desinquieto”. Al fin y al cabo todos estamos más tranquilos cuando conocemos las normas de la casa y se establece una convivencia agradable. Vamos a enseñarle esas normas de la manera más respetuosa posible, con cariño y muchos refuerzos positivos.

Virginia Gallego. Educadora canina.


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